martes, 17 de julio de 2012

Sobra de miseria



Creo que toda la carne de esqueleto
la que dejé atorada en las espinas se revuelca
Todas las venas de mi angustia calavera 
todos los jirones de mi tétrica nostalgia
imagina el vidrio restregándose en el brazo
su reconciliación con mi angustia y el entierro
la boca se me va, llena de tierra
soy un sepulcro sin mármol, cráneo de mugre y sarro
siento los dedos clavados en alambre de púas
las manos astilladas pudrirse cuando su caricia falta
ahora aquí mi corazón de baldío
al borde de un ataúd malsano y de un fantasma triste
con sus piernas transparentes y sus ojos de laguna


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