lunes, 8 de junio de 2015

La Danza de los Murciélagos: Final de Magnolia y El Conde. por Alvaro Murciélago







­-Camina, o mejor, ¿Por qué no vuelas, bruja de mierda? ¿Dónde está tu Señor Lucifer?-

-Ni siquiera creo en Lucifer, imbécil-

-Oh es cierto, ¿dónde está tu puta diosa? ¿Se la están cogiendo los duendes?

-hahahhahahhahaha- rieron todos los soldados-

-No, mi diosa está en todos lados, preparándose para equilibrar las cosas y darles su merecido, si no es que alguien se encarga de dárselos antes-

-¿Quién nos va a dar nuestro merecido, perra?– preguntó el verdugo magullando y lastimando los pechos de la bruja, mientras otro la tomaba del cabello y estrellaba su cabeza contra la pared, y un tercero la pateaba en el  abdomen, haciéndola caer, para recibir tres puñetazos en el rostro por parte del verdugo principal. La joven bruja sollozó más por la humillación que por el dolor en su cuerpo.
-Hay alguien a quien no le gustará verme lastimada, y cuando sepa todo lo que le hicieron a su bruja ajustará cuentas con ustedes- sentenció la chica entre lágrimas y con los labios llenos de sangre.
Los soldados pararon sus risas de golpe, mientras uno la tomó del cabello obligándola a seguir. Al llegar a la hoguera, la pira funeraria se encontraba lista para el monstruoso ritual de purificación mediante el fuego. Tan distante en su propósito al propuesto en Pentecostés, lejos de la purificación buscaba el castigo más cruel e impío. El cielo, para desgracia de Magnolia, se encontraba completamente limpio, aunque al menos podría observar la luna llena en plenitud antes de partir. Los ojos de la muchacha se llenaron de tristeza al ver que aquellos a quienes curó alguna vez, y a quienes protegió de maleficios y enfermedades se deleitaban ahora al verla derrotada,  débil y sucia. Un hombre, incluso, se acercó a golpearla en el rostro con una gruesa vara de madera espinosa, haciéndola caer al piso para continuar el castigo en las piernas y abdomen, mientras la muchacha intentaba cubrirse. De nada servía su magia ahora, anulada por el sello impuesto por el inquisidor alrededor de la ciudadela.

-Basta, basta, por favor, no más- suplicó la chica, quien ya bastantes moretones y hematomas tenía en todo el cuerpo, sumados al dolor de las múltiples violaciones en la celda. Los soldados apartaron al hombre, quien se retiró burlándose. La gente del pueblo esperaba morbosamente el momento de ver arder a aquella mujer, a quien en su momento habían admirado y temido.  El inquisidor, desde su balcón observaba con regocijo y esperaba pacientemente la ejecución de su máxima presa. Sabía que nada podía salvarla, debido al sello que anulaba el poder de cualquier ente sobrenatural.  Humillada y sintiéndose frágil, comenzó a llorar sin emitir ningún sonido, simplemente sus lágrimas cayeron hasta su cuello al saberse sola, completamente reducida a  un vestido roto y lleno de sangre, ultrajada y derrotada. Fue entonces que las llamas comenzaron a elevarse y danzar a un ritmo lento pero constante.

Un verdugo se desvió del camino, su encargo era vigilar la torre norte de posibles salvadores de la bruja. Caminó discretamente por las escaleras de la biblioteca, las cuales daban a la torre más alta del castillo. Sus ojos habían adquirido un inquietante color blanco en su totalidad. Caminaba de forma hipnótica, sin hacer ningún tipo de gesto, enfocado únicamente en su objetivo. Subió los peldaños apresuradamente, sacando de entre su ropa una filosa daga. Al llegar a la habitación, abrió la puerta de golpe y lo encontró ahí, dibujado con una luz roja: El sello que limitaba el poder de la magia y de los seres sobrenaturales en todo aquel territorio.  Sonrió con calma y satisfacción, y se arrodilló ante el sello, tomando la daga entre las manos y rebanando su garganta. Los ojos volvieron a su color habitual, reaccionando. El soldado aterrado intentó gritar inútilmente, debido al corte en sus cuerdas vocales. La sangre formó rápidamente un enorme charco en el suelo, alcanzando el sello, y ocasionando que de éste surgiera un humo blanco, el cual lo hizo consumirse. Una onda expansiva transparente salió de aquella habitación, cubriendo todo el territorio abarcado por el sello, y regresando a éste, anulándolo.

A unos kilómetros, un viejo hechicero sentía sus ojos volver de un blanco resplandor a su color normal. El hechizo de posesión había sido un éxito, ahora su alma volvía finalmente a su cuerpo. Sonrió triunfalmente. El sello que anulaba a su vez los poderes de cualquier sobrenatural, y que volvían imposible la salvación de Magnolia había sido destruido. Sin embargo su preocupación se anticipó al crecimiento de su alegría: El cuerpo de la muchacha se encontraba demasiado débil y magullado como para realizar un escape. El anciano había usado todo su poder en poseer a aquel soldado para romper el sello, y ahora era imposible ayudarla desde su ubicación. La supervivencia de la chica era ahora una esperanza vaga y débil, únicamente quedaba la participación del ser de quien ni siquiera podría estarse seguro de que intervendría: Él.

Al sentir el sello anularse, el inquisidor dio un salto en su trono. Rápidamente sintió la preocupación de un inminente escape. De inmediato tomó su arco y su flecha, dispuestos justo a lado de su silla. Magnolia sentía el calor de las llamas acercarse poco a poco a su cuerpo, sus muslos estaban llenos de sangre, el fuego no se detenía, y estaba completamente sola, débil, vulnerable, humillada, lastimada. El Inquisidor ajustó la flecha, enorme y filosa, en aquel sólido arco. Si no era el fuego, sería el quien finalmente acabaría con ella. No temía a su poder, pues precisamente tomando en cuenta la posibilidad de alguna artimaña, se encargó de que fuera golpeada y mancillada para que, con poder o no, fuera inútil cualquier intento de escape. Temía más bien a los seres del bosque, quienes no dudarían en venir a ayudarla. Y ni siquiera él, su poderoso amado había intentado rescatarla, ¿cómo intentarlo? Si siempre se valió por sí misma, si ella misma era una guerrera capaz de aniquilar legiones...  No esperaría él mismo que la temible y poderosa bruja necesitara su ayuda. Jamás Damisela en Peligro ella, Jamás Príncipe Azul él.

-Amor mío…perdón por ser tan débil…-

Una lágrima cayó por su mejilla, una lágrima gruesa que cayó hasta su barbilla y terminó finalmente en la paja. La gota se convirtió en una pequeña flor azul, dándole una inequívoca señal: Su poder regresaba. Sin embargo, ni siquiera podía mantenerse en pie. El cielo comenzó a adquirir una tonalidad carmesí, y una rápida tormenta se dejó caer sobre el pueblo. Sin embargo, no se trataba para nada de una lluvia cualquiera. Una lluvia de sangre atacaba el lugar, apagando el fuego que había comenzado a quemar sus pies, para detenerse enseguida. Sonrió mirando al cielo, sabiendo que finalmente, él la había recordado, quizá despidiéndose. Entonces, sucedió. Un golpe en el pecho que hizo estremecer su cuerpo, y le arrancó un débil gemido, con aquella dulce voz, tan femenina y firme. Sintió el agudo, filoso dolor  de la flecha entre sus turgentes senos, inundándose de sangre que se mezcló con la que caía del cielo. El Inquisidor sonrió, y suspiró con calma, mientras un enorme silencio se formaba en la plaza, y una extraña sombra ocultaba aquella luna llena.

Las calles de la plaza, que se encontraban iluminadas por la luz de la luna, se ensombrecieron abruptamente.  A lo lejos, furiosos aullidos hicieron que los habitantes sufrieran escalofríos. Un lejano chasquido comenzó a escucharse, mientras la  luna llena continuaba eclipsada por la misma mancha negra. Aquella siniestra sombra comenzó a moverse, al tiempo que los chasquidos comenzaban a escucharse más y más cerca. Poco a poco, formas membranosas, batir de alas  y ojos rojos se dejaron apreciar al tiempo que se aproximaba aquella sombra. El vuelo era veloz y decidido, no parecía una legión de aves normal, sino un demoniaco ejército. Un grito femenino quebró aquel silencio. No había ya duda,  el Inquisidor mismo formó una expresión de furia en el rostro,  sabía lo que se avecinaba: Una inmensa parvada de murciélagos caía sobre el pueblo. La gente corrió a refugiarse asustada, mientras los mamíferos alados atacaban sin piedad a los soldados, quienes torpemente intentaban repelerlos. Los guardias de las torres caían uno a uno, víctimas de las mordidas y los aleteos que los desorientaban. Una fracción menor de la parvada se separó, dirigiéndose al lugar donde Magnolia se encontraba atada.  Formando un remolino, aquella legión de murciélagos comenzó a fundirse, tomando una forma humana temida, y conocida ampliamente por la agonizante Magnolia. A lo lejos, el inquisidor,  furioso y angustiado vio sus temores materializándose. Con una rodilla en el suelo, formado por la paja, tomaba su forma aquel temido por los soldados, los magos y los guerreros esqueletos y cuanto ser viviente existiera: la forma del poderoso, enigmático y elegante Nosferatu conocido como El Conde.

El Inquisidor  corrió a su cuarto de armas, tomando su espada y sus artilugios, y tomando su báculo se dirigió a la parte más alta y aislada del castillo, donde esperaría la batalla. Uno de sus comandantes llegó a la habitación, y de rodillas preguntó:

Señor, ¿qué ordena?-

-Libéralos-


-Muy bien, hecho-

El soldado se apresuró a dirigirse a las catacumbas, mientras su señor se dirigía a su puesto donde libraría la batalla final. En la hoguera, El Conde se ponía de pie, liberando a Magnolia de sus ataduras, y desmaterializándose en murciélagos de nuevo, se desplazó a una remota parte del castillo, donde anteriormente se encontraban vigías convertidos ahora en cadáveres. Recostándola, retiró la flecha y revisó sus casi inexistentes  signos vitales. La flecha no había perforado el corazón, pero sí uno de los pulmones, el cual estaba a punto de colapsar. La escaza magia que aún conservaba la  había mantenido con vida más de lo que cualquier cuerpo mortal hubiera podido resistir. Sin embargo, aquella resistencia había cedido, y él lo sabía: Nada  humanamente posible había por hacer ya. Debía despedirse de la guardiana del bosque que conoció en aquella ocasión, en su jardín con calabazas sonrientes. Los colmillos, afilados y brillantes, se asomaron, clavándose en el cuello de Magnolia, arrancándole el último aliento vital.

Dejando aquella habitación, observó el caos generado por su batallón de murciélagos, a quienes atrajo hacia él con un movimiento de ambas manos, las cuales empuñó al instante. Los murciélagos, en un segundo estuvieron formando un remolino alrededor suyo. Debía prepararse para una batalla más, la cual, como todas las anteriores, libraría solo. De las catacumbas surgían viejos guerreros esqueleto, que poco a poco se arrodillaban ante El Inquisidor, quien desde su trinchera observaba sonriente al Conde.  

--¡Liquídenlo!-

A este grito, aquel ejército se lanzó al ataque, mientras el Nosferatu sonreía. Empuñando sus manos, se preparó, sabiendo que quizá sus murciélagos no bastarían. Con un ágil movimiento de manos, lanzó a sus aliados a la batalla, desmaterializándose también, cayendo frente a aquellos decrépitos guerreros. Mientras sus murciélagos desorientaban a sus oponentes, El Conde los atravesaba y quebraba sus cuerpos con su antigua espada, valiéndose también de su fuerza sobrehumana para quebrar cráneos en pedazos. Uno a uno, una decena de guerreros cayeron a sus pies, mientras el resto retrocedía ante el ataque de aquel poderoso ser.  Un resplandor verde despedazó a la mitad de los murciélagos, lo cual alentó el avance de los esqueletos. Se trataba de un ataque directo de El Inquisidor, el cual de inmediato fue correspondido por su oponente, quien tras haber dado un paso atrás,  lanzó su mano hacia el frente, lanzando su poderoso ataque.

-Blackness Bright!-

Al instante, un negro resplandor hizo volar por los aires a al menos treinta guerreros esqueleto, y retroceder al resto, al tiempo que forzó al Inquisidor a aferrar sus pies al techo del castillo para no salir volando. El Inquisidor supo que esto no sería fácil, por lo que envió un nuevo resplandor verde que hizo volar lejos a su enemigo, quien se impactó con un muro. Al reincorporarse, vio a aquel ejército lanzarse contra él, quien contaba únicamente con la mitad de su ejército de murciélagos. Decidido a enfrentarlos,  lanzó a su armada por delante, y el resto de sus enemigos se lanzaron contra él. Justo cuando el choque estaba a punto de efectuarse, una enorme bestia se abalanzó sobre uno de los huesudos guerreros, destrozándolo en segundos con su poderoso hocico y partiéndolo en dos con sus afiladas garras. El ataque inminente cesó, al tiempo que dos bestias más se posicionaron tras la primera. Se trataba de la triada Black Fang, guardianes de Magnolia, y feroces guerreros del bosque…milenarios Hombres Lobo.

-No vas a pelear solo, Conde- dijo el principal de ellos, quien había destrozado al soldado esqueleto.
-Lo quieras o no, vamos a pelear esta batalla también-, dijo el otro, quien se posicionó al lado del principal, hablando al Conde de Reojo.-

El tercero, siempre pacífico y amable en su forma humana, sacaba sus garras, ansioso de destrozar huesos. –Eres un maldito arrogante, pero esta gloria no será tuya solamente, rata con alas-
Mostrando los colmillos, el Nosferatu sonrió. –Hagámoslo entonces-

Lanzándose a la batalla, destrozó al primer soldado frente  a él, quien no tuvo muchas posibilidades de sobrevivir al golpe de su espada. Los hermanos lobos, por su parte, quebraban extremidades,  dividían columnas y resquebrajaban dos o tres columnas por minuto, lo cual aseguraba una victoria inminente. Sin embargo, un avance mayor se requería.

-Esperen-, dijo mientras se ponía delante de ellos.

-Crimson Star!!!-

Al momento, un enorme resplandor color sangre disminuyó a la mitad las filas del ejército enemigo.
-No podré seguir combatiendo a lado de ustedes, pero esto seguro es de ayuda, hay alguien de quien debo hacerme cargo-


La enorme capa negra se extendió, preparada para realizar algo que únicamente en ocasiones de mucha gravedad tenía lugar.  Con un aura oscura a su alrededor, empuñó las manos, y aquel manto negro se transformó en dos enormes alas idénticas a las de sus amados murciélagos. Emprendió el vuelo, perdiéndose en la batalla y sobrevolando a sus rivales.  Llegó frente a su rival, quien aguardaba preparado con sus dos armas.

-Qué puedo decirte, Conde?  ¿Vienes por venganza?  ¿O por la salvación de este patético pequeño mundo?­ Verás, sin importar el resultado de esta batalla, hay cientos de mundos más, lugares a los que mi alma puede trascender, y crecer con cada mundo que destruya.

-No importa a donde huyas, voy a perseguirte y quebrar tu alma-

-Entonces comienza ahora-
Un nuevo resplandor verde es enviado hacia el Conde, quien logra esquivarlo volando, lanzándose hacia su rival y estrellándose ambos contra la pared tras ellos. Con un revés de su báculo, El Inquisidor lanza lejos al Conde, quien logra ponerse de pie antes de caer. Lanzándose al ataque, logra derribar a su oponente, quien de inmediato se pone de pie devolviendo el ataque, el cual es esquivado con agilidad.  Con sus características cadenas, atrapa al inquisidor por los pies, lanzándolo lejos y haciéndolo estrellarse contra una vieja columna. Sin piedad, lo recoge tomándolo del cuello y lo lanza hacia el suelo,  de donde es tomado de nuevo para recibir severos golpes en el rostro. Un puntapié en el rostro lo hace estrellarse contra el muro, mientras El Conde, arrogante y sereno, se dirige a seguir el ataque. Las manos del Inquisidor, abiertas, atraen una serie de espectros verdes que se impactan en el cuerpo de su enemigo, quien tras un leve quejido queda atrapado por estos seres etéreos. Su rival se pone de pie, con un aire triunfal.

-No dejas tu mortalidad, Nosferatu,  deseas molerme a golpes en lugar de simplemente liquidarme con tus habilidades, eso te costará caro.-

Al instante,  un nuevo resplandor verde sale de las manos del Inquisidor, quien tras una gran explosión hace desaparecer a su rival.

-Chupasangre inútil-

Expulsando energía, emite un grito de celebración por su victoria, el cual es silenciado de inmediato. Una serie de chasquidos y aleteos se escuchan tras de él, revelándole la inutilidad de su ataque.

-Así que esto es todo, es una decepción. Fueron precisamente esas habilidades las que me permitieron escapar de tu truco barato.
El conde toma su forma nuevamente, mientras un aura roja se forma a su alrededor y se reúne en sus manos. Al estar lista, es disparada contra su rival.

-Exclamation of Blood!!-

Acto seguido, el cuerpo del Inquisidor es enviado lejos, sin posibilidades de escapar. Aunque sabe que no es suficiente para matarlo, es consciente de que le ha ocasionado un gran daño. Su rival se levanta con dificultad, sabe que no podrá resistir mucho, y es necesario tomar medidas desesperadas. Entonces, usa su último recurso, reservado precisamente para este rival.

-Phoebus Lux!-

Un brillo extraño aparece durante unos segundos, cegando brevemente a ambos contrincantes. Sin embargo, es El Conde quien resiente más los efectos. Algo extraño le sucede, algo que hacía mucho no sentía, y que lo debilita y desorienta. Sin embargo no es un escenario posible dado el momento de la noche en que ambos se encuentran. No puede, por otro lado, tratarse de otra cosa. Nada debilita su cuerpo del mismo modo: La luz del sol. Un hechizo difícil de dominar, el cual El Inquisidor aprendió luego de años de intentos fallidos y de quemadoras horripilantes, y del sacrificio de muchas presas. A un ser vivo normal lo hubiera calcinado en el acto, a un No Muerto le ocasiona el mismo efecto que tres horas de exposición a la luz solar: Debilidad absoluta.

-No intentes disimularlo, se lo débil que estás, este es el punto al que debía llevarte.-
Con unas cadenas formadas por energía, atrae hacia sí al oponente, a quien golpea en varias ocasiones aprovechando su debilidad.

-Crimson Star!!-

Un débil resplandor surge alrededor del conde, el cual es de inmediato disuelto por su oponente, quien con su poder lo lanza lejos. En el suelo, recibe un puntapié en el rostro, y tomándolo del cuello, la risa triunfal del enemigo le hace temer el final. Flotando, y rodeado por un aura verde que le ocasiona un enorme dolor, observa la espada del Inquisidor, preparada para decapitarlo. Sin embargo, una voz gutural interrumpe la ejecución.

-Oye imbécil, seguro no tienes un hechizo que implique dagas de plata-

Los tres hermanos Black Fang se posicionan ante él, preparados para acabarlo. El mayor se lanza contra él, cayendo ambos al piso, lo único que se interpone entre su hocico y la yugular del inquisidor es el báculo. Sin embargo, logra librarse del Licántropo y lanzarlo lejos. Al reincorporarse, recibe la embestida del segundo rival, quien lo golpea y lo tira al  piso. Al levantarse de inmediato, logra lanzar un hechizo que es esquivado con rapidez, aunque al lanzarse encima, es atravesado por la espada, la cual, gracias a no estar hecha de plata, no provoca un daño mortal. En el piso, El Conde intenta reunir sus últimas fuerzas, para realizar un último ataque. Mientras tanto, los tres hermanos están listos para atacar de nuevo. Cuando se lanzan a atacar, son repelidos por un enorme resplandor verde, que logra dejarlos fuera de combate.

-Vaya perros molestos-  dice jactándose su enemigo.

Al volver la vista atrás no encuentra al Conde. Este se aparece frente a él, con sus fuerzas reunidas para una última embestida, las alas desplegadas. Sin dar tiempo para reaccionar, emprende el vuelo tomando en los brazos a su rival y lanzándose ambos por el abismo que rodea al castillo. Caen exactamente donde el Conde lo deseaba: El viejo cementerio.  Sofocado por la debilidad, y el dolor de las heridas, apenas puede estar de pie, y cae sobre una de sus rodillas.

-Romántico sitio elegiste para caer, conde. Nunca pierdes tu estilo-
-No imbécil, te traje a tu matadero-

-¿Cómo? ¿Cómo es que puedes seguir diciendo tantas incoherencias? Voy a aniquilarte de una vez.-

Preparando su espada, se dispone a embestir al Nosferatu, mas una onda expansiva lo hace retroceder.  De entre las tumbas, un resplandor carmesí comienza a surgir y fundirse con el cuerpo del Conde, quien poco a poco comienza a reincorporarse. Con los ojos muy abiertos, el inquisidor no da crédito a lo que ocurre, ¡Los muertos dan fuerzas al Conde! Con movimientos lentos, éste se pone de pie, y con una mano en el cielo, reúne todo el poder que la sangre espiritual de los muertos le han aportado.

-¡No, no puedes! ¡ No puedes! ¡Solo un Nigromante puede hacer esto, disponer de los muertos, no puedes tomar su sangre, solo una bruja puede!-

-Soy hijo de Brujas, ¿Lo olvidaste, imbécil?- le responde con una sonrisa.

Recuerda entonces a las brujas quemadas de aquel viejo bosque, y al niño que escapó, quien era protegido por ellas. Y en especial, recuerda a Lirium, la poderosa hechicera que sacrificó su poder para que su vástago pudiera sobrevivir.

-¡!!NOOO!!!-
El ataque está listo, un antiguo hechizo vampírico que reúne la sangre de los viejos muertos, y la transforma en energía espiritual como ninguna. Con su mano apuntando hacia el cielo, lanza las palabras que ejecutan el ataque.

-¡Last Requiem!-

Una gigantesca aura color sangre sale disparada de su mano, destruyendo el cuerpo del Inquisidor, quien solo atina a dar un último grito de dolor. Al desvanecerse, El Conde cae nuevamente sobre una de sus rodillas, sin fuerzas ya. Sonriendo, sabe que finalmente su rival ha muerto, y todas las brujas han sido vengadas. Sin embargo, un ruido de botas lo pone en alerta.
-Mírenlo chicos, nunca tuvimos mejor oportunidad que esta, venguemos al maestro-

El ejército del Inquisidor, resucitado por algún conjuro de Necromancia, convertido ahora en Ghouls, se manifiesta ante él. No tiene ya fuerzas para enfrentarlos, ni siquiera puede moverse. Únicamente sonríe, pues en el fondo sospechaba que no sobreviviría a esta batalla. El líder, el verdugo que lastimó monstruosamente a Magnolia, se abre paso frente a ellos, preparando su hacha para darle muerte. Cuando el resto lo sigue corriendo para masacrar al conde, algo los detiene. Una nueva parvada de murciélagos se interpone entre los soldados y el Conde. Esta vez, al tomar forma humana su forma es femenina, pero poderosa. Unas alas de murciélago, enormes y desplegadas, se imponen a la tropa que estaba por atacar. Los ojos del verdugo principal se abren enormemente al reconocer aquel rostro, aquellos cabellos negros, rebeldes y enmarañados, aquella mirada magnética y aquella sonrisa desafiante: el porte rebelde y aniquilador de la poderosa Magnolia.

-¿Tú?-
Los soldados intentan huir, pero son atacados por la espada de la ahora Vampira, quien logra partirlos en dos y desmembrarlos. Aunque algunos logran darle batalla, rápidamente caen debido a los hechizos que los lanzan lejos. La magia sobrevivió a la transformación. Golpeando el suelo con un puño, lanza lejos y destroza a varios oponentes,  alcanzándolos para después darles muerte. Al final solo queda uno: El verdugo, el que más se empeñó en humillarla e insultarla. Atraviesa su abdomen con la espada,  mirándolo a los ojos de manera desafiante, sentenciando:

-Aquí está mi diosa, la noche-

Retira la espada, para con un rápido corte decapitarlo.

Al terminar, las alas son plegadas nuevamente, fundiéndose con su elegante vestido negro, y la capa que porta. Su mirada se ha vuelto más poderosa ahora, con los poderes de la noche de su lado. Un grupo de murciélagos espirituales la rodea, reafirmando su nocturna autoridad. Con una sonrisa, llega hasta donde se encuentra El Conde, cansado y sin fuerzas, quien le dio el aliento de los No Muertos para salvarla de la muerte.

-¿Qué harías sin mí?- pregunta burlonamente al agotado Nosferatu.

-Funcionó-

-Por supuesto-

-No hay mucho tiempo, el lugar va a colapsar sobre sí mismo, El Inquisidor selló este lugar para atarlo a su destino-

-¿Qué significa?-

-Que este sitio, y probablemente este mundo va a desaparecer. La abuela me enseñó que este solo es un mundo de muchos otros, muchos han colapsado, pero otros se mantienen en pie.-

-¿Cómo escapamos entonces?-


-No hay un escape posible, solo queda fundirnos, amor mío. Al acabar con él impediste que destruyera las almas, y les diste la oportunidad de renacer en otro mundo, pero no hay posibilidad de sobrevivir, salvo una para nosotros dos. Según mi abuela, si dos seres oscuros unen y funden sus manos en una sola alma, en un solo beso, siempre se reencontrarán en otra vida-

Tal como lo dijo Magnolia, todo aquel mundo comenzó a colapsar, y pronto el castillo comenzó a derrumbarse y desaparecer.  Los tres hermanos, débiles y unidos de las manos, se hundieron en aquel remolino abismal. El cementerio de hadas, la casa con las calabazas sonrientes, el bosque, los castillos, todo se desvaneció. Y ahí, en una vieja tumba con un hermoso ángel, aquellos seres de oscuridad, desplegando sus alas, unidos en un solo beso, en una sola alma, se fundieron en uno solo, y una parvada de murciélagos etéreos  formó un remolino que logró desaparecer justo antes de que la destrucción los hiciera desvanecerse. Y entonces, fundidas sus almas, ambos desaparecieron, quizá para reencontrarse en otro mundo, en otra vida, en otro tiempo…
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Epílogo.
Un joven con un murciélago de metal bajo su cuello, cruza la calle llevando un kilo de arroz bajo su brazo, el precio de entrada a aquel evento. Al cruzar la entrada,  distingue una falda negra de picos, y una cabellera larga y enmarañada, de espaldas.  Coincide con los seres que le han fascinado desde muy pequeño.

-Una bruja- dice para sí, sonriendo.

Caminando entre los puestos de aquel festival de rock, no puede despegar los ojos de aquella mujer, intentando disimular sus nervios, observando los accesorios que llaman medianamente su interés. Revisa los discos, los guantes, los collares, nada llama su atención. Cruzando la calle, del otro lado, se encuentra ella. Un ardor en su pecho, las conocidas mariposas en el estómago. ¿Por qué? No la conoce, no la había visto jamás, y sin embargo una enorme emoción se apodera de él. Una playera de Metallica es la que viste ella, una playera de Cráneos la que viste él. Y entonces, sucede…la mujer voltea su vista hacia él. No puso la suficiente atención, hasta que observa el letrero dentro del puesto de accesorios que la chica vigila:

Witch´s House.

¨-Es ella!! Es ella!!, maldición, es ella! piensa él, mientras sus nervios aumentan. La chica Wicca con quien estuvo charlando los últimos días por medio de las redes sociales, y sin embargo luce distinta en persona, mucho más bella, mucho más Bruja.

Las miradas se cruzan, el pecho arde, cada uno a un lado de la calle. Una mirada magnética la de ella, quien ha aprendido a estar sola, a superar los peligros y adquirir independencia entre tanta soledad. Unos ojos tristes los de él, y que sin embargo mantienen la esperanza de quien no se rinde.  Y entonces, ella regala una sonrisa, sin saber exactamente por qué, si es solo un desconocido vestido tenebrosamente como ella. Están ahí, inmóviles, con la sensación extraña y contradictoria de aquellos desconocidos, que sin embargo saben que se han reencontrado luego de fundirse en un solo beso, en una sola alma, en una misma parvada de murciélagos…bajo una misma luna.


miércoles, 8 de abril de 2015

Luna I







Separar tu nombre
En pliegues lunares mientras lloro
Con pétalos de noche rota duermes bendecida
Sueños de un espejo que dormita
En un río de sienes pedregosas
Mojada por la luz del viento oscuro
Somos estrellas suturadas en el hueco
En la sólida matriz del hundimiento
Un cráter brota en el ombligo
Su ligero abismo es de ocasos perdidizos
Los que se extinguen en un pestañear de luto
Nuestro altar recita congelado
Las estacas en su centro espesas como agujas
Nuestro crujir de nucas agudiza
Hoy
respiras lejos
Tejes nidos
Trepas dentaduras
Imaginas cárceles torcidas
Llueves enroscada
Anocheces recordando
Vigilas cielos haraposos
Sueñas páginas desnudas

por Alvaro Murciélago

martes, 10 de marzo de 2015

La Cúpula del Vampiro.

La Cúpula del Vampiro.
El oscuro corazón de la sombría Tijuana.
por Alvaro Murciélago.

Enclavado entre las calles 2da  y 3ra del centro de la ciudad, en un legendario callejón conocido por sus terrorfíficas leyendas, se ubica La Cúpula del Vampiro. Mural minimalista y sobrio que muestra personajes como la legendaria Nailea Nurmi en su rol de Vampira, y al oscuro Germán Robles en su inmortal rol del Conde de Lavud, para la cinta El Vampiro deja en claro que se ha llegado a territorio de las sombras. El interior, lleno de velas e incienso, y con una escasa luz ,da cuenta de un concepto que se ha mantenido hasta el día de hoy: el imaginario romántico de los No Muertos. 





A pesar de su aspecto lúgubre, La Cúpula del Vampiro es todo menos un lugar triste.  Desde su fundación en el verano de 2011, ha servido de foro para la promoción de los diversos géneros que integran la escena subterránea oscura: Gothic Rock, Deathrock, Industrial, Psychobilly, Metal e incluso proyectos experimentales y alternativos han hecho de éste un espacio para mostrar su propuesta.  Este lugar alberga todas las expresiones alternativas, siendo un foro multicultural y abierto. Bandas como Trapo Dolls, Residual Dreams, Untoward Children, The Spiritual Bat, 13th Sky y D-Tox se han presentado en este escenario, promoviendo así un crecimiento notable del género Deathrock en la localidad, sumado a la promoción del club y su apertura a diversos subgéneros oscuros.


Actualmente, el lugar ha sido designado como el representante local del World Goth Day, a celebrarse a finales de Mayo del presenta año. Para esto, La Cúpula del Vampiro prepara un evento multidisciplinario donde se podrán apreciar eventos de Literatura, Pintura, Danza, Fotografía, etc.  Además, se preparan importantes eventos musicales, como lo son las presentaciones de God Destruction, Only Theatre of Pain y Gorgonas en este recinto, el cual, a su vez, se acerca su cuarto aniversario, y eso sin duda es de celebrarse.


sábado, 7 de marzo de 2015

Rikk Agnew: Una sombría Leyenda viviente nos visita.

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Quizá en una ciudad donde la escena Goth- Deathrock apenas se consolida, el nombre de este veterano guitarrista no sea muy familiar. Después de todo, estamos acostumbrados más a Depeche Mode y a Covenant que a Vodoo Church y Christian Death. Este personaje comienza su carrera musical a finales de los setenta con la agrupación llamada The Adolescents, misma que cultivó un sonido Punk. Posteriormente, se uniría a la banda que marcaría la historia de la música oscura por siempre: los emblemáticos Christian Death de Rozz Williams.



Es probablemente su participación en el legendario Only Theatre of Pain de Christian Death, lo que le ha hecho ganarse el respeto y un lugar dentro de la realeza de la música oscura. El género surgido después, es decir, el Deathrock, toma sus bases no solamente de las letras de este álbum y de la voz andrógina y fantasmal de Rozz Williams. Las guitarras ácidas, depravadas y rasgadas de este álbum se convertirían en el sello del estilo más crudo y siniestro de todo el universo musical macabro,  es decir, el Deathrock, y en general, el sonido del Rock Gótico de la segunda generación obtuvo gran parte de su influencia de este sonido.  Su legado puede escucharse en bandas como The Witching Hour, Madre del Vizio, Skeletal Family o proyectos más actuales The Spiritual Bat, Los Carniceros del Norte o Scarlet´s Remains. En resumen, Agnew ha ayudado a forjar las bases musicales del género tenebroso, influyendo a reconocidos proyectos que a su vez hoy han consolidado su presencia en la escena mundial, una influencia que, por otro lado, jamás tendrá Valor Kand y su Christian Death.  Rikk, quien ha grabado diversos álbumes en solitario, ha formado parte además de la alineación de reconocidas bandas como Poop, Pin Ups,  Social Distortion y los también macabros Vodoo Church.

Junto a Rozz Williams, en la alineación original de Christian Death.



Only Theatre of Pain: El eco lejano de Rozz Williams.
Actualmente, Agnew forma parte de Only Theathre of Pain, una banda cuya propuesta es, a manera de tributo, traer a la vida aquella legendaria formación encabezada por Rozz Williams. Verlos en vivo, sin duda, es revivir el sonido característico de la mano de su guitarrista, pudiendo disfrutar las rasgadas notas de Dream for a Mother, Spiritual Cramp O Romeo´s Distres de la mano de su creador original. La banda se presentará en el 25 de Abril en La Cúpula del Vampiro, sumándose a las bandas  y eventos que han abonado a convertir a Tijuana el centro más importante del Deathrock en el norte del país, ayudando a la vez a la consolidación de una creciente escena oscura caracterizada cada vez más por la apertura musical a géneros clásicos y orgánicos, luego de más de una década de un predominio de la música industrial.

Sin duda, se tratará de un evento que vale la pena disfrutar, y conocer a una leyenda mundial, responsable del sonido mortuorio de las guitarras del  género siniestro.



por Alvaro Murciélago

domingo, 11 de enero de 2015

Lluviosa



La piedra sobre la que los tobillos pesan,a tiene la sábana de gotas aturdidas, las plumas nocturnas sin cantar, por tanta duda...y los brazos extendidos por saberse noche, pálida sirena de lunas aterciopeladas.

sábado, 3 de enero de 2015

Luna de la cama fría




El aire en su cripta de espinado musgo
al tocar las puntas de los puentes rotos, se fragmenta
la voz rojiza es una espina de metal
calando en los pulmones 
ondeando su bandera de oraciones bravas
los rincones de la arena suenan membranosos
la estela de lo oscuro gime como vagabunda rota
y en los dedos irritados, duros de tan heladas dunas
la sombra altiva de los huesos dormitea desnuda
un pétalo solloza y serpentea despacio
en la cama desértica y azul
en el cósmico abandono de su terciopelo
al acercarse los bostezos
la soledad de ramas turbias amenaza
con rasguños y castigos
y absorbe en la eterna, maligna calamidad de su destierro.



miércoles, 31 de diciembre de 2014

Eterna.



Las lágrimas, partículas de cisne, se mezclan en los cabellos quebradizos. Se vuelven vapor helado, hilos de cristal desnudándose al tocarse los nudillos. Hay gruñidos en la niebla,  se inclinan ante sus palmas blancas, el amor y la vida se han quebrado entre los dedos, y queda la frialdad calada en los pulmones, grieta de húmedas costillas. al soñar la luna fría, diosa de las penas congeladas, las garras arrancan las carnes a la penumbra.  Sus muslos claman por los rosarios muertos, por la nube de esqueletos viejos...la calma de lo oscuro, el refugio de sus besos fríos.