y se escucha gruñir
la herida diurna atardece su misal
así se endulza el manto azul
con una mejilla escurridiza
nadie más conduce el río de luz
hacia su pedazo de sol en las pestañas
Siempre primera en el vestir
encender
el viento de su falda cuando el angeluz asoma
ahora canto en púrpura y mieloso
derrama Sirius tres gotas al tedio
una invocación al cosmos turbio
al lunar donde los cielos se interrumpen
se bordan una línea en cada cúspide de nube
comienza ya
su fruto nocturno a florecer en las rodillas
en la calma peculiar de este decibel obtuso
siento que poco viene el luto de esa estrella
su gota es de andar a pies gastados
observar junto a la luna luz mojada
agua azul y luminosa
y perder el miedo a no rascar las horas con la boca
entretenerse en el cabello de las madrugadas
