miércoles, 31 de diciembre de 2014

Eterna.



Las lágrimas, partículas de cisne, se mezclan en los cabellos quebradizos. Se vuelven vapor helado, hilos de cristal desnudándose al tocarse los nudillos. Hay gruñidos en la niebla,  se inclinan ante sus palmas blancas, el amor y la vida se han quebrado entre los dedos, y queda la frialdad calada en los pulmones, grieta de húmedas costillas. al soñar la luna fría, diosa de las penas congeladas, las garras arrancan las carnes a la penumbra.  Sus muslos claman por los rosarios muertos, por la nube de esqueletos viejos...la calma de lo oscuro, el refugio de sus besos fríos.